En África, en la mayoría de las culturas, la vida y la muerte, durante varias décadas, han estado intrínsecamente vinculadas. Juntos constituyen los dos lados de la existencia humana y, por lo tanto, la muerte está destinada a ser la consecuencia de la vida. Asimismo, en estas culturas la vida no termina con la muerte, la trasciende, la trasciende y continúa en el Más Allá. Por tanto, la muerte no es la última palabra de vida para el africano. La última etapa de la vida sigue siendo el pueblo de los antepasados.
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